martes, 11 de julio de 2023

Hch003 - Iglesia de Jerusalén - Pentecostés Hch 2,1-13

Invocación al Espíritu Santo: 

Entremos en la presencia del Señor 

(hacer la señal de la cruz)

¡Espíritu Santo! con tu fortaleza lleva mi corazón ante Ti, y dame caridad con temor. Jesucristo líbrame de todo mal pensamiento, enciéndeme e inflámame de tu dulcísimo amor, para que toda pena me parezca ligera. Santo Padre nuestro y dulce Señor nuestro, sé mi ayuda en esta actividad, Cristo Amor, Cristo Amor, Amén. 

(oración Santa Catalina de Siena)

Lectura orante de la Palabra: 

Del libro de los Hechos de los Apóstoles. 

(Se debe leer pausadamente)

 "1 Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar.

2 De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban.

3 Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos.

4 Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía expresarse.

5 Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo.

6 Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua.

7 Con gran admiración y estupor decían: «¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos?

8 ¿Cómo es que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua?

9 Partos, medos y elamitas, los que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia Menor,

10 en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos de Roma,

11 judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en nuestras lenguas las maravillas de Dios».

12 Unos a otros se decían con asombro: «¿Qué significa esto?».

13 Algunos, burlándose, comentaban: «Han tomado demasiado vino»."

- Palabra de Dios. 

 Hechos 2,1-13 (Biblia El libro del Pueblo de Dios - Traducción argentina - CEA 1990)

R: - Te alabamos Señor.

Estructura del texto: 

  • La llegada del Espíritu Santo en Pentecostés 2,1-4
  • Admiración del Pueblo congregado 2,5-12
  • Burla de algunos 2,13

Contexto:

(De ser posible túrnense cada punto con diferentes lectores, para que todos participen)

  • "Pentecostés" o "fiesta de las semanas", era una fiesta agrícola que se celebraba el principio de la siega del trigo. Según Levítico (Lev 25,15s) debía celebrarse siete semanas o cincuenta días después del shabbat que seguía a la Pascua, que estaba fijada en la noche del plenilunio del primer mes. Después de la conquista de Canaán, Israel la incorporó a su calendario litúrgico. La fiesta de “las Semanas”, junto con la “Pascua-ázimos” y “los tabernáculos”, formaban tres solemnidades de peregrinación: (Det. 16,16). La fiesta de las Semanas requería descanso y ambiente de alegría. Las ofrendas que debían presentarse están descritas en el Antiguo Testamento (Lev. 23,17-21; Num. 28,27; Det. 16,10s; 26,1-11).
  • El fenómeno acústico y visual que relata el texto: viento y fuego. Se trata de una "teofanía", pero muy particular, Viento impetuoso y lenguas como de fuego simbolizan al Espíritu Divino. Cuando Jesús fue bautizado por Juan, el cielo se abrió y descendió sobre él el Espíritu en forma de paloma, insinuando que comenzaba una nueva creación (cfr. Gen. 1,2). Ahora, el Espíritu Santo desciende sobre una pequeña comunidad con los mismos elementos simbólicos del Sinaí para indicar que ahora nace un Nuevo Pueblo que vivirá bajo la norma de una Nueva Ley, la Ley del Espíritu. Y el Espíritu Santo toma posesión de los discípulos de Jesús.
  • Mientras que el agua significaba el nacimiento y la fecundidad de la Vida dada en el Espíritu Santo, el fuego simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu Santo. El profeta Elías que "surgió como el fuego y cuya palabra abrasaba como antorcha" (Sir 48,1), con su oración, atrajo el fuego del cielo sobre el sacrificio del monte Carmelo (cf. I Rey. 18,38-39), figura del fuego del Espíritu Santo que transforma lo que toca. Juan Bautista, "que precede al Señor con el espíritu y el poder de Elías" (Lc. 1,17), anuncia a Cristo como el que "bautizará en el Espíritu Santo y el fuego" (Lc. 3,16), Espíritu del cual Jesús dirá: "He venido a traer fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviese encendido!" (Lc. 12,49). Bajo la forma de lenguas "como de fuego", como el Espíritu Santo se posó sobre los discípulos la mañana de Pentecostés y los llenó de él (Hch. 2,3-4). La tradición espiritual conservará este simbolismo del fuego como uno de los más expresivos de la acción del Espíritu Santo (cf. San Juan de la Cruz, Llama de amor viva). "No extingáis el Espíritu"(I Tes 5, 19). (CEC - Catecismo 696).
  • «La misión de la Iglesia, al igual que la de Jesús, es obra de Dios o, como dice a menudo Lucas, obra del Espíritu. Después de la resurrección y ascensión de Jesús, los Apóstoles viven una profunda experiencia que los transforma: Pentecostés. La venida del Espíritu Santo los convierte en testigos o profetas (cf. Hch.1,8 2,17-18), infundiéndoles una serena audacia que les impulsa a transmitir a los demás su experiencia de Jesús y la esperanza que los anima. El Espíritu les da la capacidad de testimoniar a Jesús con «toda libertad».33» (Redemptoris Missio #24 7 Dic 1990 San Juan Pablo II).
  • Los Apóstoles fueron enriquecidos por Cristo con una efusión especial del Espíritu Santo, que descendió sobre ellos (cf. Hch.1,8; 2,4; Jn. 20,22-23), y ellos, a su vez, por la imposición de las manos, transmitieron a sus colaboradores este don espiritual (cf. I Tim. 4,14; II Tim. 1,6-7), que ha llegado hasta nosotros en la consagración episcopal. (Lumen Gentium 21 - 21. Nov.1964 Vaticano II). Los Obispos, en cuanto sucesores de los Apóstoles, reciben del Señor, a quien ha sido dado todo poder en el cielo y en la tierra, la misión de enseñar a todas las gentes y de predicar el Evangelio a toda creatura, a fin de que todos los hombres consigan la salvación por medio de la fe, del bautismo y del cumplimiento de los mandamientos (cf. Mt 28,18-20 Mc 16,15-16 Hch 26,17 s). Para el desempeño de esta misión, Cristo Señor prometió a los Apóstoles el Espíritu Santo, y lo envió desde el cielo el día de Pentecostés, para que, confortados con su virtud, fuesen sus testigos hasta los confines de la tierra ante las gentes, los pueblos y los reyes (cf. Hch 1,8; 2,1 ss; 9,15). Este encargo que el Señor confió a los pastores de su pueblo es un verdadero servicio, que en la Sagrada Escritura se llama con toda propiedad diaconía, o sea ministerio (cf. Hch1,17 1,25; 21,19; Rom 11,13; I Tim 1,12). (Lumen Gentium 24 - 21. Nov.1964 Vaticano II).
  • "La descripción de este momento en el que los Apóstoles reunidos en el Cenáculo de Jerusalén recibieron el Espíritu Santo, está unida de modo particular con la revelación de las lenguas"..." El suceso, que tuvo lugar en el Cenáculo, no pasó desapercibido fuera, entre la gente que entonces se encontraba en Jerusalén, y eran —como leemos— judíos de diversas naciones: "...se juntó una muchedumbre, que se quedó confusa, al oírles hablar a cada uno en su propia lengua" (Hch 2,6). Y los que se admiraban así, oyendo hablar la propia lengua, son enumerados sucesivamente en la descripción" ... "Todos estos oían el día de Pentecostés a los Apóstoles, que eran galileos, hablar en sus propias lenguas y anunciar las grandezas de Dios (cf. Hch 2,11). Así, pues, Pentecostés es el día del anuncio visible y perceptible de la realización del mandato de Cristo: "Id... y enseñad a todas las gentes" (Mt 28,19). Mediante la revelación de las lenguas vemos ya, en cierto modo, y percibimos a la Iglesia que, cumpliendo este mandato, nace y vive entre las distintas naciones de la tierra." (San Juan Pablo II miércoles 30 de mayo de 1979. Audiencia General)
  • Ahora bien, esta plenitud del Espíritu no debía permanecer únicamente en el Mesías, sino que debía ser comunicada a todo el pueblo mesiánico (cf. Eze. 36,25-27; Joel 3,1-2). En repetidas ocasiones Cristo prometió esta efusión del Espíritu (cf. Lc. 12,12; Jn. 3,5-8; 7,37-39; 16,7-15; Hch. 1,8), promesa que realizó primero el día de Pascua (Jn. 20,22) y luego, de manera más manifiesta el día de Pentecostés (cf. Hch. 2,1-4). Llenos del Espíritu Santo, los Apóstoles comienzan a proclamar "las maravillas de Dios" (Hch. 2,11) y Pedro declara que esta efusión del Espíritu es el signo de los tiempos mesiánicos (cf. Hch. 2,17-18). Los que creyeron en la predicación apostólica y se hicieron bautizar, recibieron a su vez el don del Espíritu Santo (cf. Hch. 2,38). (CEC - Catecismo 1287).

Meditar: 

Entramos en la meditación de lo leído, escuchemos las siguientes preguntas y después de un momento de silencio compartamos en comunidad. 

(Iniciar con un momento de silencio para que cada miembro de la comunidad descubra lo que le motiva en el corazón las siguientes preguntas y lo anteriormente leído, y compartirlo en comunidad)

  • ¿Qué te llama la atención del texto?
  • ¿Qué preguntas hace resonar el texto en tu corazón?
  • ¿Has experimentado el fuego del Espíritu Santo?
  • ¿Qué recuerdo tienes de tu confirmación?

Orar: 

Entramos en oración, éste es el espacio para responder a la Palabra de Dios, para agradecer, pedir, discernir lo escuchado en el corazón, y dirigirse directamente al Padre Eterno en el nombre de Jesús que cumple, en medio de nosotros, lo que dijo en el Evangelio según San Mateo:  "donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18,20). 

(Se promueve la participación de cada miembro de la comunidad en oración personal, la comunidad se unirá con un "te lo pedimos Señor" o "te damos gracias, Señor")

Al finalizar todos de compartir su oración, el animador de la comunidad dirá: 

Oremos confiadamente al Padre la oración que Jesús enseñó a sus Apóstoles:
  • Padre Nuestro ...
  • Dios te Salve María ...
  • Gloria ...

Contemplar: 

Antes de terminar respondamos íntimamente estas preguntas.
  • ¿Qué mirada nueva provoca en mí el texto?
  • ¿Con cuál palabra o frase me quedaría para llevarla conmigo durante la semana?
  • ¿Qué compromiso despierta en mí esta lectura?

Hacer vida la palabra:

La pasada semana tratamos de apartar un tiempo para meditar personalmente sobre las decisiones importantes de la vida e hicimos de Dios partícipe de ellas, unidos en oración con Santa María madre de Dios y madre nuestra.

Se invita a compartir brevemente alguna experiencia de la actividad sugerida durante la semana.

Esta semana tratemos de vivir: "la embriaguez santa" de alabar al Señor contando sus maravillas, dando testimonio a nuestros hermanos del gozo de Dios en nuestras vidas. Procuremos vivir la alegría de un Pentecostés, abriendo nuestros corazones a la presencia del Espíritu que nos renueva en su fidelidad llena de amor por nosotros.

Despedida. Acuérdense de orar los unos por los otros entre semana y hacer caridad a los que más lo necesitan en unión con su párroco.


Bibliografía:
- Aguirre Monasterio, Rafael; Rodríguez Carmona, Antonio. "Evangelios sinópticos y Hechos de los Apóstoles" Editorial Verbo Divino. 2003. Navarra, España.
-Beccarelli Ferrari, Gian Claudio. "Discípulos y misioneros. Según el evangelio de San Lucas". Publicaciones Paulinas SA DE CV. 2010. México
-Abajo, Florencio; García, Eugenio; García, Rocío; Vega, Irene; Velasco, Emilio; dirección de Guijarro, Santiago. "El Evangelio del Espíritu. Cuatro sesiones de formación sobre los hechos de los Apóstoles." Editorial Verbo Divino, 1998. Navarra, España.
- Carrillo Alday M.Sp. S, Salvador. "Los Hechos de los Apóstoles. Al impulso del Espíritu Santo" Instituto de Sagrada Escritura. 1997. México.
- Biblia Clerus. 1994-2010 Congregatio pro Clericis
-Decreto Ad Gentes. Sobre la actividad misionera de la Iglesia. Roma, en San Pedro, 7 de diciembre de 1965. San Pablo VI  https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651207_ad-gentes_sp.html
-Homilia de San Juan Pablo II del 27 de mayo de 1979.
-CEC Catecismo de la Iglesia Católica  - https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html
-Redemptoris Missio -Sobre la permanente validez del mandato misionero #24 7 Dic 1990 San Juan Pablo II.
-Constitución Dogmática sobre la Iglesia - Lumen Gentium - 21 - 21. Nov.1964 Vaticano II
-Homilía 29 de San Juan Crisóstomo.
- Denzinger, Hünermann - El Magisterio de la Iglesia.