lunes, 26 de junio de 2023

Hch002 - Iglesia de Jerusalén - Últimos avisos de Jesús y Ascensión - Hch 1,12-26

 Invocación al Espíritu Santo: 

Entremos en la presencia del Señor 

(hacer la señal de la cruz)

¡Espíritu Santo! con tu fortaleza lleva mi corazón ante Ti, y dame caridad con temor. Jesucristo líbrame de todo mal pensamiento, enciéndeme e inflámame de tu dulcísimo amor, para que toda pena me parezca ligera. Santo Padre nuestro y dulce Señor nuestro, sé mi ayuda en esta actividad, Cristo Amor, Cristo Amor, Amén.

 (oración Santa Catalina de Siena)

Lectura orante de la Palabra:

 Del libro de los Hechos de los Apóstoles según San Lucas.

(Se debe leer pausadamente)

"12 Los Apóstoles regresaron entonces del monte de los Olivos a Jerusalén: la distancia entre ambos sitios es la que está permitida recorrer en día sábado.

13 Cuando llegaron a la ciudad, subieron a la sala donde solían reunirse. Eran Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago, hijo de Alfeo, Simón el Zelote y Judas, hijo de Santiago.

14 Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos.

15 Uno de esos días, Pedro se puso de pie en medio de los hermanos –los que estaban reunidos eran alrededor de ciento veinte personas– y dijo:

16 «Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura en la que el Espíritu Santo, por boca de David, habla de Judas, que fue el jefe de los que apresaron a Jesús.

17 El era uno de los nuestros y había recibido su parte en nuestro ministerio.

18 Pero después de haber comprado un campo con el precio de su crimen, cayó de cabeza, y su cuerpo se abrió, dispersándose sus entrañas.

19 El hecho fue tan conocido por todos los habitantes de Jerusalén, que ese campo fue llamado en su idioma Hacéldama, que quiere decir: «Campo de sangre».

20 En el libro de los Salmos está escrito: Que su casa quede desierta y nadie la habite. Y más adelante: Que otro ocupe su cargo.

21 Es necesario que uno de los que han estado en nuestra compañía durante todo el tiempo que el Señor Jesús permaneció con nosotros,

22 desde el bautismo de Juan hasta el día de la ascensión, sea constituido junto con nosotros testigo de su resurrección».

23 Se propusieron dos: José, llamado Barsabás, de sobrenombre el Justo, y Matías.

24 Y oraron así: «Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos a cuál de los dos elegiste

25 para desempeñar el ministerio del apostolado, dejado por Judas al irse al lugar que le correspondía».

26 Echaron suertes, y la elección cayó sobre Matías, que fue agregado a los once Apóstoles."- Palabra de Dios. 

(Hechos 1,12-26  (Biblia El libro del Pueblo de Dios - Traducción argentina - CEA 1990)

R: - Te alabamos Señor.

Estructura del texto: 

  • La Iglesia en Jerusalén (1,4 –7,60).
    • En el Cenáculo de Jerusalén unidos en oración con Santa María (1,12-14).
    • Elección del Apóstol Matías (1,15-26).

    Contexto: 

    • «El Señor Jesús, ya desde el principio "llamó a sí a los que Él quiso, y designó a doce para que lo acompañaran y para enviarlos a predicar" (Mc. 3,13; Mt. 10,1-42). De esta forma los Apóstoles fueron el germen del nuevo Israel y al mismo tiempo origen de la sagrada Jerarquía. Después el Señor, una vez que hubo completado en sí mismo con su muerte y resurrección los misterios de nuestra salvación y de la renovación de todas las cosas, recibió todo poder en el cielo y en la tierra (Mt 28,18), antes de subir al cielo (Hch. 1,4-8), fundó su Iglesia como sacramento de salvación, y envió a los Apóstoles a todo el mundo, como Él había sido enviado por el Padre (Jn. 20,21), ordenándoles: "Id, pues, enseñad a todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo: enseñándoles a observar todo cuanto yo os he mandado" (Mt. 28,19s)(cf. Decreto Ad Gentes 5. Roma, en San Pedro, 7 de diciembre de 1965. San Pablo VI).
    • La Iglesia es apostólica porque está fundada sobre los apóstoles, y esto en un triple sentido:
      • Fue y permanece edificada sobre "el fundamento de los apóstoles" (Ef. 2,20; Hch. 21,14), testigos escogidos y enviados en misión por el mismo Cristo (cf. Mt. 28,16-20; Hch. 1,8; I Cor. 9,1;15,7-8; Gal. 1,1).
      • Guarda y transmite la enseñanza, el buen depósito, las sanas palabras oídas a los apóstoles (cf. II Tim. 1,13-14), con la ayuda del Espíritu Santo que habita en ella, (cf. Hch. 2,42)
      • Sigue siendo enseñada, santificada y dirigida por los apóstoles hasta la vuelta de Cristo gracias a aquellos que les suceden en su ministerio pastoral: el colegio de los obispos, "a los que asisten los presbíteros juntamente con el sucesor de Pedro y Sumo Pastor de la Iglesia" (cf. Decreto Ad Gentes 5)Porque no abandonas nunca a tu rebaño, sino que, por medio de los santos pastores, lo proteges y conservas, y quieres que tenga siempre por guía la palabra de aquellos mismos pastores a quienes tu Hijo dio la misión de anunciar el Evangelio (Misal Romano, Prefacio de los apóstoles). (cf. CEC 857)

    • "Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra a cuáles escoges" (Hch. 1,24) Así oraron los Apóstoles reunidos en el Cenáculo de Jerusalén, cuando por vez primera tuvieron que cubrir el puesto que quedó vacío en su comunidad. En efecto, era necesario que los Doce continuaran dando testimonio del Señor y de su resurrección. Cristo había constituido en su momento a los Doce. Y he aquí que ahora, después de la pérdida de Judas Iscariote, era necesario afrontar por vez primera el deber de decidir en nombre del Señor quién habría de ocupar el puesto vacante. Entonces los reunidos oraron precisamente así: "Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra a cuál de estos dos escoges, para ocupar el lugar de este ministerio y el apostolado..." (Hch. 1,24-25) Lo que hace tanto tiempo tuvo lugar en la Iglesia primitiva, se repite también hoy. He aquí que han sido elegidos los que deben ocupar los diversos puestos "en el ministerio y en el apostolado". Elegidos después de una ferviente oración de toda la Iglesia y de cada una de las comunidades que tiene necesidad de ellos y a la que servirán. (Homilía de San Juan Pablo II del 27 de mayo de 1979).

    Meditar:

    Entramos en la meditación de lo leído, escuchemos las siguientes preguntas y después de un momento de silencio compartamos en comunidad. 

    • ¿Qué te llama la atención del texto?
    • ¿Qué preguntas hace resonar el texto en tu corazón?
    • ¿Tiene tu familia y/o comunidad el hábito de una oración ferviente antes de tomar una decisión relevante?
    • ¿Cuál fue la última vez que tomaste una decisión importante en tu vida?¿Incluiste al Señor en ella?

    Orar: 

    Entramos en oración, éste es el espacio para responder a la Palabra de Dios, para agradecer, pedir, discernir lo escuchado en el corazón, y dirigirse directamente al Padre Eterno en el nombre de Jesús que cumple, lo que dijo:  "donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18,20). 

    (Se promueve la participación de cada miembro de la comunidad en oración personal, la comunidad se unirá con un "te lo pedimos Señor" y/o "te damos gracias, Señor")

    (Al finalizar todos de compartir su oración, el animador de la comunidad dirá:) 
    Oremos confiadamente al Padre la oración que Jesús enseñó a sus Apóstoles:
    • Padre Nuestro ...
    • Dios te Salve María ...
    • Gloria ...

    Contemplar: 

    Antes de terminar respondamos íntimamente esta pregunta:

    ¿Con cuál palabra o frase me quedaría para llevarla conmigo durante la semana?


    Hacer vida la palabra

    La pasada semana tratamos de vivir la palabra haciendo una oración jaculatoria del texto que más nos tocó, llevándolo a la vida cotidiana como verdaderos testigos del Señor, esforzándonos por seguir sus palabras y guardarlas en nuestro corazón. Durante esta semana continuemos el hábito de invocar al Espíritu Santo frecuentemente, antes de tomar decisiones importantes o al comenzar una actividad. 

    Apartemos un tiempo para meditar personalmente sobre las decisiones importantes que debes enfrentar en tu vida, busca en oración esta decisión de cambio o mejora y haz a Dios partícipe de ella.  Oremos unidos a Santa María que meditaba y guardaba todas las Palabras de Cristo en su Inmaculado Corazón.

    Despedida. 
    (Acuérdense de orar los unos por los otros entre semana y hacer caridad a los que más lo necesitan en unión con su párroco).