jueves, 28 de septiembre de 2023

Hch009 - Iglesia de Jerusalén - Pedro y Juan encarcelados - Hch 4,1-22

Invocación al Espíritu Santo: 

Entremos en la presencia del Señor 

(hacer la señal de la cruz)

¡Espíritu Santo! con tu fortaleza lleva mi corazón ante Ti, y dame caridad con temor. Jesucristo líbrame de todo mal pensamiento, enciéndeme e inflámame de tu dulcísimo amor, para que toda pena me parezca ligera. Santo Padre nuestro y dulce Señor nuestro, sé mi ayuda en esta actividad, Cristo Amor, Cristo Amor, Amén. 

(oración Santa Catalina de Siena)

Lectura orante de la Palabra: 

Del libro de los Hechos de los Apóstoles. 

(Se debe leer pausadamente al menos dos veces, de ser posible por diferentes lectores)

 "1 Mientras los Apóstoles hablaban al pueblo, se presentaron ante ellos los sacerdotes, el jefe de los guardias del Templo y los saduceos,

2 irritados de que predicaran y anunciaran al pueblo la resurrección de los muertos cumplida en la persona de Jesús.

3 Estos detuvieron a los Apóstoles y los encarcelaron hasta el día siguiente, porque ya era tarde.

4 Muchos de los que habían escuchado la Palabra abrazaron la fe, y así el número de creyentes, contando sólo los hombres, se elevó a unos cinco mil.

5 Al día siguiente, se reunieron en Jerusalén los jefes de los judíos, los ancianos y los escribas,

6 con Anás, el Sumo Sacerdote, Caifás, Juan, Alejandro y todos los miembros de las familias de los sumos sacerdotes.

7 Hicieron comparecer a los Apóstoles y los interrogaron: «¿Con qué poder o en nombre de quién ustedes hicieron eso?».

8 Pedro, lleno del Espíritu Santo, dijo: «Jefes del pueblo y ancianos,

9 ya que hoy se nos pide cuenta del bien que hicimos a un enfermo y de cómo fue curado,

10 sepan ustedes y todo el pueblo de Israel: este hombre está aquí sano delante de ustedes por el nombre de nuestro Señor Jesucristo de Nazaret, al que ustedes crucificaron y Dios resucitó de entre los muertos.

11 El es la piedra que ustedes, los constructores, han rechazado, y ha llegado a ser la piedra angular.

12 Porque no existe bajo el cielo otro Nombre dado a los hombres, por el cual podamos alcanzar la salvación»

 13 Los miembros del Sanedrín estaban asombrados de la seguridad con que Pedro y Juan hablaban, a pesar de ser personas poco instruidas y sin cultura. Reconocieron que eran los que habían acompañado a Jesús,

14 pero no podrían replicarles nada, porque el hombre que había sido curado estaba de pie, al lado de ellos.

15 Entonces les ordenaron salir del Sanedrín y comenzaron a deliberar,

16 diciendo: «¿Qué haremos con estos hombres? Porque no podemos negar que han realizado un signo bien patente, que es notorio para todos los habitantes de Jerusalén.

17 A fin de evitar que la cosa se divulgue más entre el pueblo, debemos amenazarlos, para que de ahora en adelante no hablen de ese Nombre».

18 Los llamaron y les prohibieron terminantemente que dijeran una sola palabra o enseñaran en el nombre de Jesús.

19 Pedro y Juan les respondieron: «Juzguen si está bien a los ojos del Señor que les obedezcamos a ustedes antes que a Dios.

20 Nosotros no podemos callar lo que hemos visto y oído».

21 Después de amenazarlos nuevamente, los dejaron en libertad, ya que no sabían cómo castigarlos, por temor al pueblo que alababa a Dios al ver lo que había sucedido.

22 El hombre milagrosamente curado tenía más de cuarenta años."

- Palabra de Dios. 

 Hechos 4,1-22  (Biblia El libro del Pueblo de Dios - Traducción argentina - CEA 1990)

R: - Te alabamos Señor.

Estructura del texto: 

  • Pedro y Juan encarcelados, 5000 hombres se convierten 4,1-4
  • Reunión del Sanedrín y pregunta sobre potestad y autoridad 4,5-7
  • Pedro y Juan ante el Consejo de Ancianos (III Discurso de San Pedro) 4,5-12
  • Deliberación del Consejo de Ancianos, amenaza y prohibición. 4,13-18
  • Respuesta de Pedro y Juan 4,19-20
  • Liberación de Pedro y Juan por temor al pueblo 4,21-22

Contexto:

(De ser posible túrnense cada punto con diferentes lectores, para que todos participen)

  • Seguimos en el contexto del milagro realizado en el nombre de Jesús a través de Pedro y Juan al sanar la parálisis de nacimiento de un hombre conocido por mendigar a las puertas del templo durante toda su vida. En aquella ocasión Pedro realizó su segundo discurso a la multitud, del cual vemos el resultado al inicio de este texto: 5000 hombres se convirtieron. La reacción de las autoridades del templo es inmediata, los encarcelan. 

  • La transmisión de la fe cristiana es ante todo el anuncio de Jesucristo para llevar a la fe en Él. Desde el principio, los primeros discípulos ardieron en deseos de anunciar a Cristo: "No podemos nosotros dejar de hablar de lo que hemos visto y oído" (Hch 4,20). Y ellos mismos invitan a los hombres de todos los tiempos a entrar en la alegría de su comunión con Cristo:" Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de vida, -pues la Vida se manifestó, y nosotros la hemos visto y damos testimonio y os anunciamos la vida eterna, que estaba con el Padre y se nos manifestó - lo que hemos visto y oído, os lo anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo. Os escribimos esto para que vuestro gozo sea completo" (I Jn 1,1-4). (Catecismo de la Iglesia Católica CEC 425).

Meditar:

Entramos en la meditación de lo leído, escuchemos las siguientes preguntas y después de un momento de silencio compartamos en comunidad. 

(Iniciar con un momento de silencio para que cada miembro de la comunidad descubra lo que le motiva en el corazón las siguientes preguntas y lo anteriormente leído, y compartirlo en comunidad)

  • ¿Qué te llama la atención del texto?
  • ¿Qué preguntas hace resonar el texto en tu corazón?
  • ¿Puedes comentar una experiencia de darle a Cristo Jesús el Reinado, que Él tenga toda autoridad, poder y esté al volante de tu vida?
  • ¿En qué ocasiones has testimoniado a Cristo ante el mundo que se opone a Él?

Orar: 

Entramos en oración, éste es el espacio para responder a la Palabra de Dios, para agradecer, pedir, discernir lo escuchado en el corazón, y dirigirse directamente al Padre Eterno en el nombre de Jesús que cumple, en medio de nosotros, lo que dijo en el Evangelio según San Mateo:  "donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18,20). 

(Se promueve la participación de cada miembro de la comunidad en oración personal, la comunidad se unirá con un "te lo pedimos Señor" o "te damos gracias, Señor")

Al finalizar todos de compartir su oración, el animador de la comunidad dirá: 

Oremos confiadamente al Padre la oración que Jesús enseñó a sus Apóstoles:
  • Padre Nuestro ...
  • Dios te Salve María ...
  • Gloria ...

Contemplar: 

Antes de terminar respondamos íntimamente estas preguntas.
¿Qué mirada nueva provoca en mí el texto?
¿Con cuál palabra o frase me quedaría para llevarla conmigo durante la semana?
¿Qué compromiso despierta en mí esta lectura?


Hacer vida la palabra
Durante ésta semana respondamos al impulso interno de amor que tiende hacerse don exterior y seamos testigos de Cristo Jesús con nuestras vidas, en nuestra cotidianidad, alimentando el deseo y la resolución de que sea conocido nuestro salvador, no solo por nuestras palabras sino también por nuestro actuar.


Despedida. 
Acuérdense de orar los unos por los otros entre semana y hacer caridad a los que más lo necesitan en unión con su párroco.


Bibliografía:
- Biblia Clerus. 1994-2010 Congregatio pro Clericis
-CEC Catecismo de la Iglesia Católica  - https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html
-San Cirilo - Catequesis XVII - El Espìritu Santo.

Hch010 - Iglesia de Jerusalén - Acción de gracias de los fieles, la caridad de los primeros cristianos Hch 4,23-37

Invocación al Espíritu Santo: 

Entremos en la presencia del Señor 

(hacer la señal de la cruz)

¡Espíritu Santo! con tu fortaleza lleva mi corazón ante Ti, y dame caridad con temor. Jesucristo líbrame de todo mal pensamiento, enciéndeme e inflámame de tu dulcísimo amor, para que toda pena me parezca ligera. Santo Padre nuestro y dulce Señor nuestro, sé mi ayuda en esta actividad, Cristo Amor, Cristo Amor, Amén. 

(oración Santa Catalina de Siena)

Lectura orante de la Palabra: 

Del libro de los Hechos de los Apóstoles. 

(Se debe leer pausadamente al menos dos veces, de ser posible por diferentes lectores)

 "23 Una vez en libertad, los Apóstoles regresaron adonde estaban sus hermanos, y les contaron todo lo que les habían dicho los sumos sacerdotes y los ancianos.

24 Al oírlos, todos levantaron la voz y oraron a Dios unánimemente: «Señor, tú hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos;

25 tú, por medio del Espíritu Santo, pusiste estas palabras en labios de nuestro padre David, tu servidor: "¿Por qué se amotinan las naciones y los pueblos hacen vanos proyectos?

26 Los reyes de la tierra se rebelaron y los príncipes se aliaron contra el Señor y contra su Ungido".

27 Porque realmente se aliaron en esta ciudad Herodes y Poncio Pilato con las naciones paganas y los pueblos de Israel, contra tu santo servidor Jesús, a quien tú has ungido.

28 Así ellos cumplieron todo lo que tu poder y tu sabiduría habían determinado de antemano.

29 Ahora, Señor, mira sus amenazas, y permite a tus servidores anunciar tu Palabra con toda libertad:

30 extiende tu mano para que se realicen curaciones, signos y prodigios en el nombre de tu santo servidor Jesús.

31 Cuando terminaron de orar, tembló el lugar donde estaban reunidos; todos quedaron llenos del Espíritu Santo y anunciaban decididamente la Palabra de Dios.

32 La multitud de los creyentes tenía un solo corazón y una sola alma. Nadie consideraba sus bienes como propios, sino que todo era común entre ellos.

33 Los Apóstoles daban testimonio con mucho poder de la resurrección del Señor Jesús y gozaban de gran estima.

34 Ninguno padecía necesidad, porque todos los que poseían tierras o casas las vendían

35 y ponían el dinero a disposición de los Apóstoles, para que se distribuyera a cada uno según sus necesidades.

36 Y así José, llamado por los Apóstoles Bernabé –que quiere decir hijo del consuelo– un levita nacido en Chipre

37 que poseía un campo, lo vendió, y puso el dinero a disposición de los Apóstoles."

- Palabra de Dios. 

 Hechos 4,23-37  (Biblia El libro del Pueblo de Dios - Traducción argentina - CEA 1990)

R: - Te alabamos Señor.

Estructura del texto:

  • Acción de Gracias de los fieles después de las amenazas del Sanedrin (Consejo de Ancianos) 4,23-31
  • Segundo pentecostés, temblor de tierra v 31.
  • Las primeras comunidades cristianas unidas en la oración y la caridad 4,32-37

Contexto:

(De ser posible túrnense cada punto con diferentes lectores, para que todos participen)

  • La lectura está en el contexto de la respuesta viva y llena del entusiasmo de la comunidad cristiana al experimentar el sostén providente de Dios al liberar a los apóstoles de la persecución del sanedrín y al constatar los signos que a través de sus apóstoles el Señor realizaba en medio de ellos, por obra de su Espíritu Santo.
  • Hay un pequeño esbozo de las primeras comunidades cristianas que vivían en la unidad, aún siendo multitud de diferentes personas en ella se "tenía un solo corazón y una sola alma". “Todo lo tenían en común” (Hch4,32): "Todo lo que posee el verdadero cristiano debe considerarlo como un bien en común con los demás y debe estar dispuesto y ser diligente para socorrer al necesitado y la miseria del prójimo" (Catech. Rom. 1, 10, 27). El cristiano es un administrador de los bienes del Señor (cf. Lc 16,1.3).(Catecismo de la Iglesia Católica - CEC 952).

Meditar:

Entramos en la meditación de lo leído, escuchemos las siguientes preguntas y después de un momento de silencio compartamos en comunidad. 

(Iniciar con un momento de silencio para que cada miembro de la comunidad descubra lo que le motiva en el corazón las siguientes preguntas y lo anteriormente leído, y compartirlo en comunidad)

  • ¿Qué te llama la atención del texto?
  • ¿Qué preguntas hace resonar el texto en tu corazón?
  • ¿puedes compartir una experiencia de ser testigo de Jesucristo en tu familia, trabajo, comunidad? 
  • ¿cómo administras los bienes que Dios te ha dado para lograr el bien común?


Orar:

Entramos en oración, éste es el espacio para responder a la Palabra de Dios, para agradecer, pedir, discernir lo escuchado en el corazón, y dirigirse directamente al Padre Eterno en el nombre de Jesús que cumple, en medio de nosotros, lo que dijo en el Evangelio según San Mateo:  "donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18,20).

(Se promueve la participación de cada miembro de la comunidad en oración personal, la comunidad se unirá con un "te lo pedimos Señor" o "te damos gracias, Señor")

Al finalizar todos de compartir su oración, el animador de la comunidad dirá: 

Oremos confiadamente al Padre la oración que Jesús enseñó a sus Apóstoles:
  • Padre Nuestro ...
  • Dios te Salve María ...
  • Gloria ...

Contemplar: 

Antes de terminar respondamos íntimamente estas preguntas.
¿Qué mirada nueva provoca en mí el texto?
¿Con cuál palabra o frase me quedaría para llevarla conmigo durante la semana?
¿Qué compromiso despierta en mí esta lectura?

Hacer vida la palabra:

Durante esta semana contemplemos la acción de Dios providente en nuestra vida y démosle gracias haciendo actos de caridad con nuestro prójimo.


Despedida. Acuérdense de orar los unos por los otros entre semana y hacer caridad a los que más lo necesitan en unión con su párroco.


Bibliografía:
- Aguirre Monasterio, Rafael; Rodríguez Carmona, Antonio. "Evangelios sinópticos y Hechos de los Apóstoles" Editorial Verbo Divino. 2003. Navarra, España.
-Beccarelli Ferrari, Gian Claudio. "Discípulos y misioneros. Según el evangelio de San Lucas". Publicaciones Paulinas SA DE CV. 2010. México
-Abajo, Florencio; García, Eugenio; García, Rocío; Vega, Irene; Velasco, Emilio; dirección de Guijarro, Santiago. "El Evangelio del Espíritu. Cuatro sesiones de formación sobre los hechos de los Apóstoles." Editorial Verbo Divino, 1998. Navarra, España.
- Carrillo Alday M.Sp. S, Salvador. "Los Hechos de los Apóstoles. Al impulso del Espíritu Santo" Instituto de Sagrada Escritura. 1997. México.
- Biblia Clerus. 1994-2010 Congregatio pro Clericis
-Decreto Ad Gentes. Sobre la actividad misionera de la Iglesia. Roma, en San Pedro, 7 de diciembre de 1965. San Pablo VI  https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651207_ad-gentes_sp.html
-Homilia de San Juan Pablo II del 27 de mayo de 1979.
-CEC Catecismo de la Iglesia Católica  - https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html
-Constitución Dogmática sobre la Iglesia - Lumen Gentium - 19- 21. Nov.1964 Vaticano II

domingo, 17 de septiembre de 2023

Hch008 - Iglesia de Jerusalén - Segundo discurso de San Pedro (parte 2 de 2) Hch 3,14-26

 Invocación al Espíritu Santo: 

Entremos en la presencia del Señor 

(hacer la señal de la cruz)

¡Espíritu Santo! con tu fortaleza lleva mi corazón ante Ti, y dame caridad con temor. Jesucristo líbrame de todo mal pensamiento, enciéndeme e inflámame de tu dulcísimo amor, para que toda pena me parezca ligera. Santo Padre nuestro y dulce Señor nuestro, sé mi ayuda en esta actividad, Cristo Amor, Cristo Amor, Amén.

 (oración Santa Catalina de Siena)

Lectura orante de la Palabra: 

Del libro de los Hechos de los Apóstoles según San Lucas. 

(Se debe leer pausadamente al menos dos veces, de ser posible por diferentes lectores)

 "14 Ustedes renegaron del Santo y del Justo, y pidiendo como una gracia la liberación de un homicida,

15 mataron al autor de la vida. Pero Dios lo resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.

16 Por haber creído en su Nombre, ese mismo Nombre ha devuelto la fuerza al que ustedes ven y conocen. Esta fe que proviene de él, es la que lo ha curado completamente, como ustedes pueden comprobar.

17 Ahora bien, hermanos, yo sé que ustedes obraron por ignorancia, lo mismo que sus jefes.

18 Pero así, Dios cumplió lo que había anunciado por medio de todos los profetas: que su Mesías debía padecer.

19 Por lo tanto, hagan penitencia y conviértanse, para que sus pecados sean perdonados.

20 Así el Señor les concederá el tiempo del consuelo y enviará a Jesús, el Mesías destinado para ustedes.

21 El debe permanecer en el cielo hasta el momento de la restauración universal, que Dios anunció antiguamente por medio de sus santos profetas.

22 Moisés, en efecto, dijo: "El Señor Dios suscitará para ustedes, de entre sus hermanos, un profeta semejante a mí, y ustedes obedecerán a todo lo que él les diga.

23 El que no escuche a ese profeta será excluido del pueblo".

24 Y todos los profetas que ha hablado a partir de Samuel, anunciaron también estos días.

25 Ustedes son los herederos de los profetas y de la Alianza que Dios hizo con sus antepasados, cuando dijo a Abraham: "En tu descendencia serán bendecidos todos los pueblos de la tierra".

26 Ante todo para ustedes Dios resucitó a su Servidor, y lo envió para bendecirlos y para que cada uno se aparte de sus iniquidades»."

- Palabra de Dios. 

 Hechos 3,14-26  (Biblia El libro del Pueblo de Dios - Traducción argentina - CEA 1990)

R: - Te alabamos Señor.

Estructura del texto: 

Pedro habla a la muchedumbre (II Discurso de San Pedro) 3,11-26

  • Hace ver la culpa y el pecado (v. 14-15).
  • Testimonia que la fe en Jesús sanó al paralítico (v.16).
  • Afirma que Sé que obraron por ignorancia (v 17).
  • Exhortación a la conversión y penitencia (v.18-19).
  • Cumplimiento de las profecías (v. 18-24)
  • Ustedes son los herederos de las profecías (v.25-26).

Contexto:

(De ser posible túrnense cada punto con diferentes lectores, para que todos participen)

  • El texto es la continuación y parte del segundo discurso de Pedro el día en que junto a Juan, Dios tuvo la Gracia de sanar al hombre paralítico de nacimiento que había mendigado toda su vida a la puerta del templo. (v 1-10).
 
  • "Tenemos a un abogado que habla en nuestro nombre. ¿Quién es este abogado que se hace nuestro portavoz? La liturgia de hoy nos da una respuesta completa: «Tenemos a un abogado ante el Padre: a Jesucristo, el justo» (1JN 2,1). Leemos en los Hechos de los Apóstoles: «El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su siervo Jesús» (Hch3,13). A él sus compatriotas lo traicionaron y renegaron, incluso cuando Pilato quería ponerlo en libertad. Pidieron que fuera indultado en su lugar un asesino, Barrabás. De ese modo, condenaron a la muerte al autor de la vida (cf.  Hch  3,13-15).  Pero «Dios lo resucitó de entre los muertos» (Hch 3,15). Así habla Pedro, que fue testigo directo de la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Como tal, fue enviado a los hijos de Israel y a todas las naciones del mundo. Sin embargo, al dirigirse a sus compatriotas, no sólo los acusa; también los excusa: «Hermanos, sé que lo hicisteis por ignorancia y vuestras autoridades lo mismo» (Hch 3,17).  Pedro es testigo consciente de la verdad sobre el Mesías que, en la cruz, cumplió las antiguas profecías: Jesucristo se ha convertido en abogado ante el Padre, el abogado del pueblo elegido y de toda la humanidad." (Juan Pablo II Homilía 13 de abril de 1997)

        Meditar: 

        Entramos en la meditación de lo leído, escuchemos las siguientes preguntas y después de un momento de silencio compartamos en comunidad. 

        (Iniciar con un momento de silencio para que cada miembro de la comunidad descubra lo que le motiva en el corazón las siguientes preguntas y lo anteriormente leído, y compartirlo en comunidad)

        • ¿Qué te llama la atención del texto?
        • ¿Qué preguntas hace resonar el texto en tu corazón?
        • ¿Estoy siendo un verdadero apóstol y servidor de Jesús?
        • ¿Crees que lo reniegas al pecar?
        • ¿Tienes a Jesús como abogado ante el Padre por ti?
        • ¿Te sabes heredero amado de las profecías de salvación?

        Orar: 

        Entramos en oración, éste es el espacio para responder a la Palabra de Dios, para agradecer, pedir, discernir lo escuchado en el corazón, y dirigirse directamente al Padre Eterno en el nombre de Jesús que cumple, en medio de nosotros, lo que dijo en el Evangelio según San Mateo:  "donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18,20). 

        (Se promueve la participación de cada miembro de la comunidad en oración personal, la comunidad se unirá con un "te lo pedimos Señor" o "te damos gracias, Señor")

        Al finalizar todos de compartir su oración, el animador de la comunidad dirá: Oremos confiadamente al Padre la oración que Jesús enseñó a sus Apóstoles:
        • Padre Nuestro ...
        • Dios te Salve María ...
        • Gloria ...

        Contemplar: 
        Antes de terminar respondamos íntimamente estas preguntas.
        ¿Qué mirada nueva provoca en mí el texto?
        ¿Con cuál palabra o frase me quedaría para llevarla conmigo durante la semana?
        ¿Qué compromiso despierta en mí esta lectura?

        Hacer vida la palabra
        Durante ésta semana esforcémonos por hacer una verdadera penitencia interior, una reorientación radical de toda la vida, un retorno a la conversión a Dios con todo nuestro corazón, rompiendo con el pecado, detestando el mal y al mismo tiempo alimentando el deseo y la resolución de cambiar de vida, con la esperanza de la misericordia divina y la confianza en la ayuda de su Gracia.

        Despedida. Acuérdense de orar los unos por los otros entre semana y hacer caridad a los que más lo necesitan en unión con su párroco.


        Bibliografía:

        -Decreto Ad Gentes. Sobre la actividad misionera de la Iglesia. Roma, en San Pedro, 7 de diciembre de 1965. San Pablo VI  https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decree_19651207_ad-gentes_sp.html
        -Homilia de San Juan Pablo II del 27 de mayo de 1979.
        -CEC Catecismo de la Iglesia Católica  - https://www.vatican.va/archive/catechism_sp/index_sp.html
        -Constitución Dogmática sobre la Iglesia - Lumen Gentium - 19- 21. Nov.1964 Vaticano II
        -Homilía San Juan Pablo II en Santiago de Chile jueves 2 de abril de 1987.
        -Homilía de San Juan Pablo II – Viaje apostólico a Polonia – martes 8 de junio de 1999.
        -Catena Aurea 5630 - San Juan Crisóstomo, homiliae in Matthaeum, hom. 82,3.
        - Discurso de San Juan Pablo II en visita a los enfermos en Ciudad de México -  24 enero 1999


        domingo, 3 de septiembre de 2023

        Hch007 - Iglesia de Jerusalén - Curación de un paralítico e inicio del segundo discurso de San Pedro (parte 1 de 2) Hch 3,1-13

         Invocación al Espíritu Santo: 

        Entremos en la presencia del Señor 

        (hacer la señal de la cruz)

        ¡Espíritu Santo! con tu fortaleza lleva mi corazón ante Ti, y dame caridad con temor. Jesucristo líbrame de todo mal pensamiento, enciéndeme e inflámame de tu dulcísimo amor, para que toda pena me parezca ligera. Santo Padre nuestro y dulce Señor nuestro, sé mi ayuda en esta actividad, Cristo Amor, Cristo Amor, Amén. 

        (oración Santa Catalina de Siena)

        Lectura orante de la Palabra: 

        Del libro de los Hechos de los Apóstoles.

         (Se debe leer pausadamente al menos dos veces, de ser posible por diferentes lectores)

         "1 En una ocasión, Pedro y Juan subían al Templo para la oración de la tarde.

        2 Allí encontraron a un paralítico de nacimiento, que ponían diariamente junto a la puerta del Templo llamada «la Hermosa», para pedir limosna a los que entraban.

        3 Cuando él vio a Pedro y a Juan entrar en el Templo, les pidió una limosna.

        4 Entonces Pedro, fijando la mirada en él, lo mismo que Juan, le dijo: «Míranos».

        5 El hombre los miró fijamente esperando que le dieran algo.

        6 Pedro le dijo: «No tengo plata ni oro, pero te doy lo que tengo: en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y camina».

        7 Y tomándolo de la mano derecha, lo levantó; de inmediato, se le fortalecieron los pies y los tobillos.

        8 Dando un salto, se puso de pie y comenzó a caminar; y entró con ellos en el Templo, caminando, saltando y glorificando a Dios.

        9 Toda la gente lo vio caminar y alabar a Dios.

        10 Reconocieron que era el mendigo que pedía limosna sentado a la puerta del Templo llamada «la Hermosa», y quedaron asombrados y llenos de admiración por lo que le había sucedido.

        11 Como él no soltaba a Pedro y a Juan, todo el pueblo, lleno de asombro, corrió hacia ellos, que estaban en el pórtico de Salomón.

        12 Al ver esto, Pedro dijo al pueblo: «Israelitas, ¿de qué se asombran? ¿Por qué nos miran así, como si fuera por nuestro poder o por nuestra santidad, que hemos hecho caminar a este hombre?

        13 El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, glorificó a su servidor Jesús, a quien ustedes entregaron, renegando de él delante de Pilato, cuando este había resuelto ponerlo en libertad.

        - Palabra de Dios. 

         Hechos 3,1-13 (Biblia El libro del Pueblo de Dios - Traducción argentina - CEA 1990)

        R: - Te alabamos Señor.

        Estructura del texto: 

        • Curación de un paralítico de nacimiento 3,1-10
        • Pedro habla a la muchedumbre (II Discurso de San Pedro) 3,12-13

        Contexto:

        (De ser posible túrnense cada punto con diferentes lectores, para que todos participen)

        • “San Lucas menciona con frecuencia en su Evangelio la admiración y la alabanza ante las maravillas de Cristo, y las subraya también respecto a las acciones del Espíritu Santo que son los hechos de los apóstoles: la comunidad de Jerusalén (cf. Hch. 2,47), el tullido curado por Pedro y Juan (cf. Hch. 3,9), la muchedumbre que glorificaba a Dios por ello (cf. Hch. 4,21), y los gentiles de Pisidia que "se alegraron y se pusieron a glorificar la Palabra del Señor" (Hch. 13,48).” (CEC 2640)
        • “Al igual que los Apóstoles Pedro y Juan cuando subían al templo para orar, así también yo tengo que deciros que no traigo “oro ni plata” (Hch 3,6), pero vengo en nombre de Jesucristo a anunciaros el amor de predilección del Padre, que ha querido revelar la esperanza del reino a los pobres, a los sencillos de corazón, a los que abren sus puertas al Señor y no desdeñan su mano misericordiosa. Conozco vuestros sufrimientos, y vuestro clamor de esperanza ha llegado a mis oídos. Por eso, como mensajero del Evangelio os animo a buscar en Jesucristo la anhelada paz.” (Homilía San Juan Pablo II en Santiago de Chile jueves 2 de abril de 1987)
        • “«No tengo plata ni oro; pero lo que tengo, te lo doy: en nombre de Jesucristo, el Nazareno, camina» (Hch 3,6). Con estas palabras los apóstoles Pedro y Juan respondieron a la petición del tullido. Le dieron el mayor bien que hubiera podido desear. Al ser pobres, le dieron al pobre la mayor riqueza: en el nombre de Cristo le devolvieron la salud. De esa manera proclamaron la verdad que han anunciado los confesores de Cristo a lo largo de todas las generaciones. Los pobres de espíritu, sin poseer ni plata ni oro, gracias a Cristo tienen un poder mayor que el que pueden dar todas las riquezas del mundo.  De verdad, son felices y bienaventurados, porque a ellos les pertenece el reino de los cielos.” (Homilía de San Juan Pablo II – Viaje apostólico a Polonia – martes 8 de junio de 1999).
        • Comentario de San Juan Crisóstomo sobre el texto de Mt 26,30-35 (Pedro dijo: “Aunque tenga que morir contigo yo no te negaré”) Opino que San Pedro dijo aquellas palabras por ambición y por jactancia, y por eso cayó. Porque ya en la cena disputaban cuál de ellos sería el mayor; tal alucinación les producía ya el vano deseo de gloria y Jesucristo, deseando librarle de estas pasiones le retiró su auxilio. Véase cómo, aleccionado por esto, habla a Cristo con mayor humildad después de la resurrección y no vuelve a replicarle. Todo esto lo perfeccionó aquella caída. Pues antes, todo se lo atribuía a sí mismo, habiendo debido decir más bien: yo no te negaré si me ayudas con tu favor. Por el contrario, manifiesta después que todo debe atribuirse a Dios: "¿por qué os fijáis en nosotros, dice, (Hch 3) como si hubiésemos hecho andar a éste en virtud de nuestro propio mérito?". He aquí, por tanto, la gran lección que se nos da, a saber, la insuficiencia del humano deseo destituido o privado del auxilio divino. 

        Meditar: 

        Entramos en la meditación de lo leído, escuchemos las siguientes preguntas y después de un momento de silencio compartamos en comunidad. 

        (Iniciar con un momento de silencio para que cada miembro de la comunidad descubra lo que le motiva en el corazón las siguientes preguntas y lo anteriormente leído, y compartirlo en comunidad)

        • ¿Qué te llama la atención del texto?
        • ¿Qué preguntas hace resonar el texto en tu corazón?
        • ¿mencionas o recuerdas frecuentemente con admiración las maravillas que Dios ha hecho en tu vida?
        • ¿Le das el mérito a Dios de todos tus bienes y del bien que puedes hacer a otros?

        Orar: 

        Entramos en oración, éste es el espacio para responder a la Palabra de Dios, para agradecer, pedir, discernir lo escuchado en el corazón, y dirigirse directamente al Padre Eterno en el nombre de Jesús que cumple, en medio de nosotros, lo que dijo en el Evangelio según San Mateo:  "donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mt 18,20). 

        (Se promueve la participación de cada miembro de la comunidad en oración personal, la comunidad se unirá con un "te lo pedimos Señor" o "te damos gracias, Señor")

        Al finalizar todos de compartir su oración, el animador de la comunidad dirá: Oremos confiadamente al Padre la oración que Jesús enseñó a sus Apóstoles:
        • Padre Nuestro ...
        • Dios te Salve María ...
        • Gloria ...

        Contemplar: 
        Antes de terminar respondamos íntimamente estas preguntas.
        ¿Qué mirada nueva provoca en mí el texto?
        ¿Con cuál palabra o frase me quedaría para llevarla conmigo durante la semana?
        ¿Qué compromiso despierta en mí esta lectura?

        Hacer vida la palabra

        Durante ésta semana esforcémonos por hacer una verdadera penitencia interior, una reorientación radical de toda la vida, un retorno a la conversión a Dios con todo nuestro corazón, rompiendo con el pecado, detestando el mal y al mismo tiempo alimentando el deseo y la resolución de cambiar de vida, con la esperanza de la misericordia divina y la confianza en la ayuda de su Gracia.